Hace algunos días un alto dirigente político me preguntaba mi opinión respecto a la política indígena y, especialmente, su vuelco hacia el apoyo microempresarial indígena, deambulé en alguna respuesta, divagué en otras, y finalmente creo haber acertado en la respuesta, que no fue sino una contra pregunta a mi interlocutor, ¿donde crees, se pondrá el énfasis? ¿En el gasto o la inversión?
Si queremos mejorar la política indígena y la política social en general, debemos necesariamente hacernos esta pregunta. Y las respuestas la verdad son muy simples, a saber: el gasto implica que se dispone de recursos, se usan para paliar cierto costo, sin tener o pretender de ellos retorno, sino más bien, se transforma en una pérdida desde el punto de vista contable, afectando negativamente el patrimonio, en éste caso el patrimonio nacional. La inversión en cambio, se dispone de los recursos, y la utilización de aquellos recursos busca generar retorno.
Es decir, generación de nuevos recursos ya sean materiales, monetarios, sociales, etc. Según el economista Tarrago Sabaté, dice que "la inversión consiste en la aplicación de recursos financieros a la creación, renovación, ampliación o mejora de la capacidad operativa de la empresa”. Ahora bien, el Estado no es ni puede ser concebida como una empresa, eso no está en discusión, pero los elementos centrales de la definición son tan válidos para una gran empresa, mediana, pyme, familia o el mismo estado.
Clarificados los conceptos, ahora nos adentraremos en el análisis de los programas sociales implementado por el Estado hacia el mundo mapuche. Podemos analizar cualquier política social implementada en Chile y que estén o no vigentes en la actualidad y nos encontraremos ante la misma lamentable realidad, donde, si bien los objetivos nos llevan a pensar en inversión, en la práctica esta no es sino un gasto, menciono como ejemplo básico, la entrega de elementos materiales, sin poner mayor atención en el sentido de aquel gasto; de que nos sirve construir un galpón para almacenamiento, si no cuento con productos que almacenar o si bien, tengo una alta producción, pero no tengo donde comercializar la producción; seguramente esta mirada objetiva, también la tenga el técnico que trabajó es la implementación de dicho proyecto, la institución financistas, los evaluadores, la sociedad en general. ¿Entonces qué ocurre? Si estamos todos de acuerdo, de que ese es el problema ¿Por qué no actuar?, será que nos sentimos cómodos haciendo las cosas de manera mecánica, sin poner mayor esfuerzo, unos en el diseño, otros en la ejecución, y así sucesivamente, transformándonos en cómplices de las malas prácticas, considerando lo mínimo como máximo, en la calidad de los servicios. Digo que todas las políticas sociales se han transformado en gasto, porque el enfoque que se le entrega está vinculado al “correcto” uso de los dineros aportados, la preocupación principal de las instituciones mandantes, está en que si, la propuesta dice, que se gastará $1 peso para adquirir un elemento x, se gaste en aquello, pero no es ese el elemento significativo, y no digo que no sea importante, pero más importante aún, es cuál es el sentido de aquel productos adquirido, es decir, no olvidar que lo más importante no es preguntarnos en el que, sino en el para qué.
Ahora, siendo sinceros, será posible pensar en el para qué, si los programas que se ejecutan no tienen sustento técnico en el tiempo y solo obedecen a programas de corto plazo, con una duración de 1 año, algunos meses, y siendo el programa de apoyo técnico totalmente insuficiente en el tiempo. Claro que no, no es posible generar un plan de trabajo que tenga impacto significativo, con un programa de 1 año o menos.
Entonces, es necesario que los programas sean vistos como un plan de acción a largo plazo, mínimo de 4 años, donde se trabaje no solo la construcción o la compra de bienes, sino antes de ello, poder respondernos según diagnóstico, con quienes, cómo, cuando, donde, para recién llegar a la especificidad del “qué” comprar. Y necesariamente debemos sumar, el compromiso profesional del equipo ejecutor de dicho plan de acción.
No solo preocuparnos de la capitalización económica, sino es más importante aún, la capitalización social, pues solo ello nos permite generar desarrollo endógeno. Entonces ahora, puedo responder a mi amigo político y decirle que, es necesario que no se haga más de lo mismo, y el cambio por el cual la gente votó se haga carne, en concreto y hablando de política indígena, significa no solo entregar tierra, sino un plan de desarrollo productivo, con recursos, asistencia técnica, evaluación; significa no seguir construyendo galpones para almacenar papas, sino buscar mercados para que esa producción tenga rentabilidad; no seguir financiando colmenas, sino entregar asesoría y asistencia técnica especializada, en producción y gestión, no solo subsidiar semillas y fertilizantes, sino también buscar mercado, no solo plantar pino y eucaliptus, sino optimizar los recursos naturales, dar valor agregado, generar un productos de excelencia, con un mercado seguro, solo así, lograremos que las familias mapuche salgan de la pobreza, y así dejaremos de hacer gastos para dar el salto a la inversión.
Monday, May 17, 2010
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Política Indígena. ¿Gasto o Inversión? |
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