Conflicto mapuche, conflicto indígena, delincuencia, terrorismo, entre muchas otras aseveraciones que hay frente a un tema que agita la zona de Arauko, Malleco, y más allá de las fronteras. Vivo en el territorio de Arauco desde hace 12 años, he recorrido el territorio, conversado con la gente, con muchos Longko, Machi, Dirigentes, mujeres, jóvenes, ancianos, participado como todo mapuche de las ceremonias, he recibido y llevado la palabra alojada en la memoria, la conversación, la historia, he alimentado mi espíritu y acompañado muchos otros; es por ello que hoy siento dolor, al ver que esta tierra, este espíritu, el mayor espíritu inspirador de los criollos y de muchos otros a través de la historia, se encuentre hasta hoy sometida, sometida a la injusticia, al dolor, al olvido, a la esclavitud, a la explotación.
Estas tierras, su espíritu, su gente, otrora icono libertario hoy sufre el desconsuelo, Arauko no tiene una pena, sino más bien un dolor desgarrador, día a día sus hijos pequeños sufren la ausencia, muchas mujeres transitan por los caminos y calles sufriendo el dolor de no estar con su compañero, su pareja, su apoyo; porque ello están de cuerpo encerrados en la cárceles de chile pues su espíritu transita por las comunidad.
Comencé esta nota hablando como lo hacen los medios de comunicación, el gobierno, las empresas, los políticos, las policías, unos dicen conflicto mapuche, como si el conflicto fuera nuestra existencia como mapuche, otros hablan de terrorismo, como si fuéramos terroristas, otros hablan de la necesidad de aplicar mano dura, hay otros que plantean crear cupos en el parlamento, como si éste fuera un lugar de resoluciones honorables, otros de mayor educación, falta de oportunidades y muchas recetas médicas falsas; pero aquí, ¿existe un conflicto MAPUCHE? ¿Existe terrorismo? ¿Se necesitan cupos parlamentarios para calmar el dolor que desgarra el alma?. Claramente no es esa la solución, aquí hay una enfermedad que no ha sido diagnosticada efectivamente, solo tenemos negligencia médica.
Existe si un estado de violencia, nadie lo puede negar, pues a caso ¿no es violencia que las empresas arrasen con el medio ambiente? ¿Qué contaminen el agua, que sequen los ríos? ¿Qué sustituyan los arboles nativos? ¿Qué nuestros centros ceremoniales sean profanados? Que nuestros cementerios sean intervenidos, que nuestros Treng Treng sean forestados con especies exóticas, ¿no es violencia a caso que otros piensen por nosotros y nos digan lo que debemos hacer? ¿no es violencia acaso que seamos lo que otros dicen de nosotros? ¿no es violencia acaso que hoy nuestras comunidades estén intervenidas? ¿Qué los teléfonos de muchos estén intervenidos? ¿Qué se apliquen las mismas formulas del régimen militar? No es violencia acaso que en este último tiempo tres de nuestros hermanos hayan sido asesinados por la espalda por funcionarios de una institución del estado, del mismo estado que realizó lo que otros llaman la pacificación y que para nosotros es la burda violencia usada para dominar? ¿No es violencia acaso, que las instituciones de fomento y que trabajan con población mapuche actúen sin una lógica pertinente y con métodos y programas de más de tres décadas? ¿No es violencia acaso que hoy solo se hable de los hechos y no de las razones de fondo? ¿No es violencia acaso que la sociedad dominante solo vea los hechos bajo su filosofía de fronteras? ¿No es violencia acaso que no seamos capaces como sociedad de ser empáticos con nuestros vecinos, compañeros de trabajo, etc? ¿no es violencia acaso que nos impongan una religión, un dios, una forma de organización, un método de educación, un conocimiento, olvidando o menospreciando lo nuestro?. Sí, efectivamente es violencia
Soy un convencido y la historia muestra que hay dos formas posibles para que las sociedades avancen, para que existan logros, una de ellas es la violencia pues casi todos los avances sociales se han logrado posteriores a acciones de violencia ejercidas por los dominados, quienes se alzan contra la opresión y la otra modalidad y la menos reconocida y utilizada para generar desarrollo y cambio social es el afecto, la única forma en que las familias, por ejemplo, logren alcanzar metas concretas y estables económica, espiritual y emocionalmente, es gracias a los afectos. Son ellos los que nos hacen sentir compromiso, asumir desafíos, amar a nuestros hijos y semejantes para hacer mejor sociedad es el afecto. Afecto olvidado, puesto en el baúl de los objetos perdidos.
Usar los afectos significa que seamos empáticos, significa romper las barreras de la filosofía de frontera en la que nos formamos. Usar los afectos significa que hablemos de las razones por sobre las acciones mediáticas; ello implica que la sociedad asuma que éste no es un conflicto mapuche, sino de todas una sociedad, implica que las personas ya no se excusen en afirmaciones como “yo nací hace 40 años” no tengo culpa de lo que paso antes, sino pueda decir, si esto ocurrió, que hago yo desde hoy en adelante para que no siga ocurriendo, cual es mi responsabilidad ahora respecto de los hechos pasados, que puedo hacer para lograr reencontrarme y entenderme con ellos, eso significa asumir responsablemente su participación en sociedad. Claramente estamos lejos de lograrlo, sin embargo en algún momento debemos comenzar, soy un convencido que éste tema, la temática histórica y reivindicativa mapuche sea un tema que se converse en los establecimientos de educación, en las familias, las iglesias, etc. es necesario buscar la filosofía profunda, ésta filosofía profunda llamada Cosmovisión mapuche.
Estas tierras, su espíritu, su gente, otrora icono libertario hoy sufre el desconsuelo, Arauko no tiene una pena, sino más bien un dolor desgarrador, día a día sus hijos pequeños sufren la ausencia, muchas mujeres transitan por los caminos y calles sufriendo el dolor de no estar con su compañero, su pareja, su apoyo; porque ello están de cuerpo encerrados en la cárceles de chile pues su espíritu transita por las comunidad.
Comencé esta nota hablando como lo hacen los medios de comunicación, el gobierno, las empresas, los políticos, las policías, unos dicen conflicto mapuche, como si el conflicto fuera nuestra existencia como mapuche, otros hablan de terrorismo, como si fuéramos terroristas, otros hablan de la necesidad de aplicar mano dura, hay otros que plantean crear cupos en el parlamento, como si éste fuera un lugar de resoluciones honorables, otros de mayor educación, falta de oportunidades y muchas recetas médicas falsas; pero aquí, ¿existe un conflicto MAPUCHE? ¿Existe terrorismo? ¿Se necesitan cupos parlamentarios para calmar el dolor que desgarra el alma?. Claramente no es esa la solución, aquí hay una enfermedad que no ha sido diagnosticada efectivamente, solo tenemos negligencia médica.
Existe si un estado de violencia, nadie lo puede negar, pues a caso ¿no es violencia que las empresas arrasen con el medio ambiente? ¿Qué contaminen el agua, que sequen los ríos? ¿Qué sustituyan los arboles nativos? ¿Qué nuestros centros ceremoniales sean profanados? Que nuestros cementerios sean intervenidos, que nuestros Treng Treng sean forestados con especies exóticas, ¿no es violencia a caso que otros piensen por nosotros y nos digan lo que debemos hacer? ¿no es violencia acaso que seamos lo que otros dicen de nosotros? ¿no es violencia acaso que hoy nuestras comunidades estén intervenidas? ¿Qué los teléfonos de muchos estén intervenidos? ¿Qué se apliquen las mismas formulas del régimen militar? No es violencia acaso que en este último tiempo tres de nuestros hermanos hayan sido asesinados por la espalda por funcionarios de una institución del estado, del mismo estado que realizó lo que otros llaman la pacificación y que para nosotros es la burda violencia usada para dominar? ¿No es violencia acaso, que las instituciones de fomento y que trabajan con población mapuche actúen sin una lógica pertinente y con métodos y programas de más de tres décadas? ¿No es violencia acaso que hoy solo se hable de los hechos y no de las razones de fondo? ¿No es violencia acaso que la sociedad dominante solo vea los hechos bajo su filosofía de fronteras? ¿No es violencia acaso que no seamos capaces como sociedad de ser empáticos con nuestros vecinos, compañeros de trabajo, etc? ¿no es violencia acaso que nos impongan una religión, un dios, una forma de organización, un método de educación, un conocimiento, olvidando o menospreciando lo nuestro?. Sí, efectivamente es violencia
Soy un convencido y la historia muestra que hay dos formas posibles para que las sociedades avancen, para que existan logros, una de ellas es la violencia pues casi todos los avances sociales se han logrado posteriores a acciones de violencia ejercidas por los dominados, quienes se alzan contra la opresión y la otra modalidad y la menos reconocida y utilizada para generar desarrollo y cambio social es el afecto, la única forma en que las familias, por ejemplo, logren alcanzar metas concretas y estables económica, espiritual y emocionalmente, es gracias a los afectos. Son ellos los que nos hacen sentir compromiso, asumir desafíos, amar a nuestros hijos y semejantes para hacer mejor sociedad es el afecto. Afecto olvidado, puesto en el baúl de los objetos perdidos.
Usar los afectos significa que seamos empáticos, significa romper las barreras de la filosofía de frontera en la que nos formamos. Usar los afectos significa que hablemos de las razones por sobre las acciones mediáticas; ello implica que la sociedad asuma que éste no es un conflicto mapuche, sino de todas una sociedad, implica que las personas ya no se excusen en afirmaciones como “yo nací hace 40 años” no tengo culpa de lo que paso antes, sino pueda decir, si esto ocurrió, que hago yo desde hoy en adelante para que no siga ocurriendo, cual es mi responsabilidad ahora respecto de los hechos pasados, que puedo hacer para lograr reencontrarme y entenderme con ellos, eso significa asumir responsablemente su participación en sociedad. Claramente estamos lejos de lograrlo, sin embargo en algún momento debemos comenzar, soy un convencido que éste tema, la temática histórica y reivindicativa mapuche sea un tema que se converse en los establecimientos de educación, en las familias, las iglesias, etc. es necesario buscar la filosofía profunda, ésta filosofía profunda llamada Cosmovisión mapuche.
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